La suerte de tener 2 o más idiomas en casa

Famillia

Los niños que tienen dos o más idiomas en casa están de suerte. El aprendizaje en un entorno multilingüe real desde edades tempranas hace que los pequeños tengan muchísimas más facilidades en su vida futura, ya que este adiestramiento se hace de forma natural.

El estudio realizado por la Universidad de Sussex en el que se recoge las mejoras en las habilidades sociales que supone el hablar con los hijos lo certifica. Esta enseñanza desde pequeños es la mejor forma en que los niños conseguirán aprender un segundo idioma de forma totalmente natural. Cuando hablamos de los cuentos en inglés como parte fundamental para el aprendizaje de un idioma suplementario, es más que obvio que no es necesario acceder a traductores para poder aprender ese segundo idioma, ya que el niño tomará ambos como “primer idioma”, con la consiguiente ventaja que lleva asociado esta situación. Hablar una segunda lengua permite el desarrollo de sus capacidades cognitivas, con lo que estarán mejor capacitados para interactuar y comunicarse de forma racional.

Según el estudio Cognitive gains in 7-month-old bilingual infants realizado por la Escuela Internacional Superior de Estudios Avanzados de Trieste en Italia (SISSA) los cambios fundamentales se pueden empezar a ver cuando los niños alcanzan los siete meses de edad, ya que estos pueden diferenciar los idiomas, incluso antes de comprenderlos. Los niños bilingües, sin embargo, tardan más en arrancar a hablar, pero adquirirán más habilidades que los que no lo son.

Además, el estudio The bilingual Brain muestra obvias diferencias entre los cerebros que reciben los impactos bilingües en edad temprana a los que lo reciben a posteriori: mejor asimilación de conceptos, más rapidez y fluidez en cualquiera de las dos lenguas, mayor capacidad de reacción ante cambios de estímulos, …

Las áreas responsables del lenguaje están preparadas desde el mismo nacimiento para aprender a usarlo. Hablar al bebé desde el primer momento cada progenitor en su lengua materna hace que el niño vaya aprendiendo los matices propios de cada idioma, asimilándolos como propios. Ser bilingüe implica manejar dos compilaciones lingüísticas diferentes de la misma manera y de forma óptima. Este manejo indistinto de dos códigos le ofrece al niño la posibilidad de usar estos para su aprendizaje común, ya sea de un tercer idioma, como de una ciencia como las matemáticas, la física y similares.

Es muy importante, pues, que los roles de los padres se diversifiquen y sean capaces de generar todo el espectro de actividades propias de las relaciones en los dos idiomas y no asociar uno de los idiomas con una determinada actividad más propia de uno de los miembros de la pareja. Recordemos que, a partir de los 4 o 5 años, el lenguaje de los niños ya cuenta con unas 6000 palabras, más que suficiente para poder entablar una conversación, por lo que unos padres bilingües pueden conseguir que sus pequeños de forma sencilla facilitarles esa comprensión múltiple en ambos idiomas.

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